sábado, 15 de agosto de 2009

Microrelato

Una chorradica que se me ocurrió, pero ahí va:

"Recorría los hoteles todas las noches, de mano en mano. Usada, sobada, completamente entregada a los favores y necesidades que en ese momento el individuo sentía con más urgencia. Se creía indispensable y a la vez prescindible, sustituible por cualquiera de las de su calaña, por otras más jóvenes o extranjeras. Las de color suponían una competencia terrible, seguramente por la novedad. Ella era del montón. Entrañable para algunos, vieja para otros. En aquellos tiempos, era duro ser una guía telefónica al uso."